Estimados todos, es curioso que habiendo ganado las últimas elecciones europeas Jaime Mayor Oreja, cuando gobernó su partido siendo él ministro, y tuvo al frente a alguien como Aznar, no hubiesen eliminado esos supuestos de despenalización del aborto, si tan antiabortistas son y tan crimen es como nos lo pintan Laura y JotaF. Incluso, diría yo que si el PP es tan antiabortista, llama la atención que en sus programas electorales no recoja la supresión de las famosas despenalizaciones; como también choca que no hubiesen derogado la ley del divorcio cuando gobernaron, ley a la que, para variar, se opuso también la iglesia católica, como a tantas otras cosas por las cuales cada día están más aislados; y a las cifras de asistentes a misas me remito, así como a las de curas que tienen que decir misa en cinco o seis templos también, a la práctica inexistencia de monjas de clausura, o a que las que hay son de provecta edad o vienen de países del tercer mundo, al número de seminarios que cerraron por falta de alumnado, o a que los que hay sobreviven con muy pocos estudiantes, etc. En fin, todo apunta a que, cuando la sociedad tiene un nivel cultural superior, evoluciona y deja atrás creencias irracionales que sólo provocan sufrimiento y le impiden progresar. Contra todo ello, se revuelve como alma que lleva el diablo la iglesia católica. Para mí, que pierde notoriamente el tiempo.
He de reconocer, para decirlo todo, que la nueva ley de aborto, o los nuevos casos de despenalización del aborto se me antojan algo demagógicos. A diferencia del tiempo en el que la iglesia católica tenía influencia en la sociedad española, no se conocen casos de mujeres en prisión por haber abortado ¿o sí?; como también me parece difícil que los casos despenalizados en la actualidad impidiesen abortar a una mujer. Y en cuanto a tomar la píldora del día después o poder abortar a los 16 años sin consentimiento paterno, no lo tengo del todo claro. Por una parte creo que la mayoría de edad penal está en 16 años -corríjaseme si me equivoco- pero por otra, una menor de edad que vive bajo el techo de sus padres, que no puede ir a una excursión del colegio o instituto sin traer una autorización paterna, que no puede ponerse un piercing o tatuarse sin un papelillo firmado por papá o mamá, que pueda abortar porque lo dice ella, se me hace un poquito fuerte. Cualquier adolescente, si me lo permiten, está tonto, así que darle la posibilidad de decidir, me parece cuestionable.
Pero insisto, ¿en dónde estaba la iglesia católica cuándo en España había pena de muerte, no la condenaba ni excomulgaba a los que tomaban parte en ese asesinato legal? ¿En dónde estaba la iglesia católica cuando la tortura era moneda corriente, cuando su influencia en la sociedad provocaba tantos sufrimientos en mujeres que se veían en el trance de abortar, o que eran echadas de casa por quedarse embarazadas estando abocadas a la prostitución, o que eran señaladas por la calle como “separadas” (la mujer tenía que ser sumisa y aguantar aunque la matasen a palos o el marido fuese notoriamente infiel)? ¿De verdad que aquella sociedad era justa y merece ser ensalzada? ¿Seguro que la supuestamente proabortista Sra. Díez, o los grupos que la apoyan, no quieren colarnos una involución constitucional para volver a una sociedad parecida a la que teníamos durante el franquismo?
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